Residencia en un barrio a las afueras de zaragoza, cerca de la naturaleza, es una casa de dos plantas muy agradable y seminueva. Cuando entramos huele a comida casera lo que nos ratifican más tarde, la atención es buena y se nota que la persona encargada tiene experiencia y lleva control de sus residentes. Parece limpia y no se notan malos olores. El mobiliario y la decoración es muy correcto y sencillo. Las habitaciones son casi todas dobles con el baño fuera. Disponen de una terraza al aire libre. Tienen actividades para los residentes los lunes por la tarde. Cuentan con plazas concertadas.