Las patologias que conducen a dejar su casa
El motivo más frecuente de ingreso en una residencia es la alteración casi permanente de las facultades motrices o cognitivas de la persona mayor. Estas alteraciones pueden deberse a enfermedades asociadas a la edad, aunque cada situación es diferente. En ese momento, las residencias de mayores se convierten en la solución para vivir con seguridad y para favorecer el bienestar.
Cuando ya no es posible quedarse en casa
Las causas humanas las más frecuentes son :
- La soledad y la ausencia de amigos y familiares, que pueden provocar un deterioro de la salud de la persona mayor. Precisamente, la soledad puede generar desgana y conduce a la fragilidad psicológica, a la malnutrición o deshidratación y a la aparición de enfermedades. Este estado de debilidad suele conllevar repetidas caídas.
- El coste de la ayuda a domicilio las 24 horas del día resulta demasiado elevado a medida que aumenta la necesidad de ayuda.
- La impotencia de la familia, que ya no puede hacer frente a la pérdida de autonomía de su familiar en el día a día.
Las razones médicas y físicas las más corrientes son :
- ceguera
- amputación de miembros que produce una dependencia
- el uso de una sonda o una bolsa urinaria permanente (colostomía)
- deshidratación
La atención cognitiva en las residencias
Los términos más utilizados son demencia o trastornos relacionados con la enfermedad de Alzheimer y enfermedades afines.
Las personas mayores no necesariamente están diagnosticadas y entran en las residencias por falta de atención.
Sus síntomas son importantes (pérdida de puntos de referencia espacio-temporales, problemas de comportamiento) y, según la magnitud de los problemas, es aconsejable que ingresen en una unidad protegida o que participen en talleres adaptados. Si su estado permite que sigan en casa, los centros de día pueden ayudar a mantener las capacidades cognitivas existentes y de liberar a la persona encargada del cuidado.
¿Cuál es el procedimiento para entrar en una residencia cuando los problemas cognitivos son demasiados generalizados?
Ante todo, debemos tener en cuenta el estado cognitivo de la persona mayor, es decir, si la persona entiende por completo lo que supone entrar en una residencia. De lo contrario, es necesario pedir una autorización judicial. En tal caso, solo un juez puede autorizar un internamiento.
Dicho esto, el proceso de entrada es el mismo sea cual sea el motivo de admisión.
Sin embargo, de cara a crear un ambiente que le provoque la menor ansiedad posible, se aconseja:
- establecer una toma de contacto gradual con la residencia.
- considerar entrevistas entre el personal, la dirección, la persona mayor y su familia para establecer una relación de confianza.
- antes del ingreso, evaluar las necesidades y el potencial de la persona mayor con una valoración geriátrica del médico de la residencia y, de manera externa, con informes de consulta de memoria.
Más de la mitad de los residentes presentan alteraciones motoras o cognitivas
Estos trastornos no se limitan solo a personas cuya edad es avanzada. Algunas tienen menos de 60 años y no pueden quedarse en casa sin que eso suponga un riesgo. En España, la ley de dependencia facilita la valoración del estado físico y cognitivo de cada persona.
¿Cuáles son los trastornos más frecuentes en personas de menos de 60 años?
Las situaciones las más corrientes son:
- Enfermos psicóticos crónicos estabilizados que ya no tienen su sitio en un servicio hospitalario, pero que no pueden vivir solos en casa
- Personas mayores con discapacidades intelectuales o autismo que nunca han estado ingresadas en una residencia y que se han beneficiado de un cuidado familiar que ya no existe.
- Pacientes que han perdido sus habilidades sociales; a menudo, con graves problemas relacionados con el alcohol.
- Pacientes con enfermedades neurodegenerativas, como párkinson o alzhéimer, o que han sufrido un ictus, un traumatismo craneal o la rotura de aneurisma.
- Personas con múltiples discapacidades que no pueden encontrar una plaza en una entidad especializada.